Las películas de Woody Allen me han acompañado siempre. Empecé a ver sus estrenos en el cine a partir de Hannah y sus hermanas, aunque también recuerdo una reposición de Bananas, y casi siempre he intentado no perderme sus historias por lo que salvo alguna que se me ha escapado he visto toda su filmografía completa, en parte porque TVE hizo un ciclo de madrugada en los años noventa que me permitió recuperar lo que no había podido ver antes.
Esta película no me ha parecido nada del otro mundo. Reconozco al cineasta neoyorquino con su humor y sus relaciones de pareja, pero me defrauda la visión turística de Barcelona y no me llena la historia sentimental que se monta entre el personaje de Javier Bardem y las mujeres que le rodean. Lo mejor es la interpretación de todos los actores, con una pareja explosiva entre Bardem y Penélope Cruz, cambiando del inglés al español en sus discusiones y siendo la parte más divertida de todo el film.
Después de dejar de rodar en el Manhattan dónde vive Woody Allen, creo que sigue sin encontrar un producto dónde mostrar su talento (salvo la magnífica Match Point) o tal vez sea que no le podemos pedir siempre grandes películas a un director que ha hecho tantas. En esta ocasión, todo ha quedado en una película que se deja ver, que entretiene, pero que baja la media de calidad de entre todo lo mucho que ha rodado.
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