Película clave de Godard que descubro ahora y de la que, en principio, quiero destacar su indiscutible valor cinematográfico por el empeño del director en experimentar, en romper la narrativa clásica e inventar nuevos recursos dentro del cine.
El narrador a veces se dirige al espectador, como al principio cuando habla al que haya entrado unos minutos tardes a la sala de cine o cuando nos cuenta los pensamientos de los protagonistas; hay una inesperada escena musical, cuando deciden hacer un minuto de silencio tampoco hay banda sonora o esa mítica y homenajeada secuencia en que baten el record en recorrer el museo de Louvre corriendo por sus salas.
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