No tengo una buena sintonía con Jim Jarmush aunque tampoco puedo
asegurarlo porque ni soy asiduo a su filmografía (hasta ahora he visto
solamente otras cuatro películas suyas) ni lo que he visto lo tengo muy
presente. El actor principal lo sigo desde la serie Girls y ultimamente
me lo he encontrado en unas cuantas películas. Pero si la película me la recomiendan y la recomendación viene de quién viene, no puedo dejar de verla.
Paterson
es un conductor de autobús que vive en la ciudad de Paterson. La
historia nos va a contar una semana de su vida. Cotidianidad desde la
hora en que suena el despertador hasta la última copa en un pub del
barrio antes de volver a dormir. Vive con su mujer, una guapa morena
obsesionada con el blanco y negro que se dedica a decorar la casa o a
hacer pasteles caseros; tiene un perro al que no le tiene especial
cariño y, además de ser conductor de autobús, lee y escribe poesía.
Los
poemas de Paterson son como su vida y muestran el puro reflejo de la
realidad que le rodea. Poemas que escribe en su libreta antes de empezar
a trabajar o en las pausas para comer. Su mujer quiere que les haga una
copia y que los publique pero Paterson no está muy convencido en
hacerlo.
Si algo me gusta de la historia, son los dos personajes
principales y si algo me deja indiferente, es el arte que sale del
bolígrafo del conductor-poeta. No logro descubrir la genialidad de sus
poemas, que para mí hubiera sido menos importante si el director no se
empeñara en insistir en ellos al resaltar los textos en la pantalla
junto con la voz del autor. Al no impregnarme del arte poético tampoco lo hago
de un film en el que su mayor virtud es hacer bonita la cotidianidad y
su mayor defecto ver poesía donde yo no veo más que ocurrencias de un
aficionado a los versos.
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