Secuela de Carmina o revienta (2012) que supera a su predecesora y que se eleva a la categoría de buena película, amparada en un mejor presupuesto, guión más trabajado y un gran trabajo de la actriz principal, la madre del director Paco León.
El marido de Carmina fallece cuando solo quedan unos días para que cobre la paga extraordinaria, por lo que ésta decide con la complicidad de su hija, mantener el secreto de la muerte durante el fin de semana. Sin duda un esperpento que, en manos de Carmina Barrios consigue hacerme reír y cogerle cariño como personaje.
Ahora no se abusa tanto de las situaciones escatológicas, hay alguna escena más que divertida (especialmente me gustó el desalojo de los okupas), y unos personajes mejor trabajados que, sin caer en el estereotipo, dibujan a personas reales, creíbles y reconocibles siempre bajo el prisma del humor. Por momentos, hasta quise encontrar diálogos que me recordaban a los de Pedro Almodóvar y hasta estuve a punto de subir mi opinión sobre la película, salvo porque en la parte final se me desinfló en su intensidad anterior. Tal vez me haya gustado tanto porque no me lo esperaba y eso siempre ayuda cuando algo te sorprende.
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