Argumento: Bill y Martha viven en una casa alejada, propiedad del padre de ella, que ocupa la vivienda de al lado. No se han casado pero tienen un bebé. Su vida es tranquila hasta que aparecen dos antiguos compañeros de Bill. Los tres fueron soldados en Vietnam y les quedan cuentas pendientes por saldar.
Director: Elia Kazan en su penúltima película, con guión de su hijo Chris, con bajo presupuesto y actores jovencísimos. El director de éxitos como Esplendor en la hierba, Al este del Edén, La ley del silencio o Un tranvía llamado deseo, rueda en circunstancias muy distintas y alejado de las premisas de un film comercial.
Actores: Debut de James Woods acompañado de actores tan jóvenes como él y con el veterano Patrick McVey.
Datos: Recuerda a la violencia soterrada que al final estalla en Perros de paja y temáticamente tiene lazos con Funny Games y Corazones de hierro. Pero coincidencias aparte, es un film claramente deudor de su época.
Crítica: La tensión conseguida entre los personajes de una historia que esconde sentimientos, es la baza del guión y la puesta en escena, de un film en el que la violencia oculta siempre está presente. La guerra de Vietnam, todas las guerras, y las decisiones morales de los soldados, es el leit motiv que les pone en conflicto. Sin embargo, el sexo, la incomunicación, la apatía, la crisis existencial y una variedad de problemas personales, les lleva por unos derroteros que no tienen buena pinta desde las primeras imágenes. La dirección opta por el feísmo, con desencuadres, planos largos que ocultan más que muestran y unas interpretaciones sobrias. Es curioso que el tema de la delación vuelva a estar presente en un film de Elia Kazan, algo tan importante en su vida artística y personal después de la caza de brujas del Macarthismo.
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