Argumento: Un hombre casado y una
joven soltera mantienen una relación sentimental. Son compañeros de trabajo. Él
parece aburrido de su esposa que está fuera de la ciudad con sus dos hijos.
Ella se deja llevar de una manera inconsciente. Ambos se enamoran y continúan
el idilio aunque la mujer vuelva. Mentiras y engaños sirven para sus
encuentros. Las relaciones sexuales se producen inevitablemente pero cuando el
matrimonio espera un nuevo hijo algo cambiará.
Director: El tercer largometraje
de Manuel Summers después de Del rosa al amarillo o La niña de luto.
Actores: Sonia Bruno y Jose Antonio Amor son la pareja
protagonista, bastante eficaces ambos al igual que María Massip en el papel de
la cónyuge engañada. Entre los secundarios están Julieta Serrano, Paco
Valladares o Juan Luis Galiardo con pequeños papeles.
Crítica: Summers busca renovar la manera en que presenta la historia al espectador. Los pensamientos de los personajes se muestran, ya sea una frase que no se verbaliza pero que oímos, algunas de las ideas del hombre que no lleva a cabo en la realidad (sexuales sobre todo) o lo que cada uno piensa del otro cuando están separados. Esa narrativa acaba pareciéndome un lastre y hace que el relato pierda seriedad aunque puede que las escenas busquen ser una pincelada de humor. Me da igual el objeto de su inclusión porque no me parecen acertadas. Claro que lo que menos me gusta es que el relato acaba siendo bastante tópico y su final más que convencional. En cuanto a esos planos insertados del juego de la oca tampoco les veo mucho sentido salvo subrayar el juego del amor.
En definitiva, de los primeros
films de Summers que conozco es el que menos me ha gustado. Por quedarme con
algo, recordar la escena rodada en el reconocible bar madrileño "Las
cuevas de Sésamo" o las escenas playeras en las que cada uno piensa en el
otro.
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