Un grupo de hombres dedicados al arte (historiadores, arquitectos y directores de museo) son encargados de la misión de salvaguardar las obras artísticas que los nazis están robando de los países ocupados durante el final de la Segunda Guerra Mundial. La misión tiene un cariz urgente ya que los alemanes tienen ordenes de destruir todo ese patrimonio cultural al haber sido derrotados en la contienda. Hechos reales que, bajo la batuta del director George Clooney, se presentan en forma de relato entretenido que busca más los tintes ligeramente cómicos que el dramatismo que se podría suponer a una historia de este calado.
El reparto es de lujo con el mismo George Clooney y otros actores de la talla de Bill Murray, John Goodman o Cate Blanchet, pero la película tarda en arrancar, más bien aburre en sus inicios por la dispersión de los protagonistas (y del relato) en distintos lugares, lo que hace a la trama difusa e insustancial.
Es cierto que luego consigue interesarme y, sobre todo, me entretiene sin más poso que el de haber visto un film con ambientación bélica que, salvo algún exagerado brote patriotico norteamericano, me ha gustado. Finalmente no es más que un film liviano con buenos y aislados detalles (el amago amoroso entre la francesa interpretada por Cate Blanchet y el personaje de Matt Damon, la comicidad de Bill Murray, el dialogo entre el personaje de Clooney y el nazi capturado, el encuentro de obras robadas en casa de un nazi con piel de cordero,...) que, por desgracia, no consiguen elevar al conjunto del film a una mayor calidad que, visto el proyecto, podría haber conseguido.
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