La siguiente película que Stanley Kubrick dirigió después de 2001: A Space Oddisey (2001: una odisea del espacio, 1968), fue esta adaptación de la novela de Anthony Burgess, situada en un Londrés futuro donde el protagonista, Alex, junto con sus amigos, practica la ultraviolencia, apaleando a un mendigo, violando a una mujer o robando a sus víctimas.
Cuando Alex es condenado a prisión después de cometer un asesinato, le someten a un tratamiento para que repudie la violencia, lo que acaba siendo peor para el protagonista ya que es incapaz de defenderse de la venganza de sus amigos o anteriores víctimas, por lo que acaba siendo recompensado por el gobierno, devolviéndole su personaliad anterior a la supuesta curación.
Kubrick analiza la violencia, la redención de los criminales, el sexo, la moral, la religión o los intereses políticos, y lo hace con una película en la que además de las extrañas palabras con las que se comunican los personajes (algo presente en la novela original), utiliza propuestas formales en la narrativa, la banda sonora y otros aspectos cinematográficos. El resultado es impactante, puede que actualmente algo desfasado pero con escenas míticas y un trabajo excelente de Malcolm McDowell.
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