Llena de clasicismo, con dos grandes actores como Morgan Freeman y Robert Redford, así como un correcto trabajo de Jennifer Lopez y la niña Becca Gardner. Así se presenta una película que no me deja indiferente porque sus personajes y lo que les ocurre, está bien contado, interesa y llena la pantalla de un relato sobre las relaciones familiares, las de amistad y el perdón a los seres queridos. No he visto todas pero creo que desde sus primeras películas (Mi vida como un perro o ¿A quién ama Gilbert Grappe?) no había vuelto a encontrarme con algo bueno de su director. Más bien me había quedado pensando que no me perdía nada después de la tontería de Hachiko.
4 de junio de 2012
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