A Kaurismäki le descubrí con Leningrad Cowboys Go America (1994) y le odié con I Hired a Contract Killer (Contraté un asesino a sueldo, 1990) hasta el límite de decidir no ver nunca más una película suya. Con el tiempo he disfrutado de Kauas pilvet karkaavat (Nubes pasajeras, 1996) y Mies vailla menneisyyttä (Un hombre sin pasado, 2001). Ahora vuelvo a pensar que mi odio no es merecido para un director que hace una película como Le Havre, que tiene sus puntos de buen cine y las extravagancias habituales (su propio estilo) del finlandés. Quizá debería ver alguna película más del resto de su filmografía para aclararme.
28 de mayo de 2012
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