Robert Aldrich adapta la novela de Henry Farrell sobre la historia de dos viejas hermanas que fueron actrices y que ahora viven juntas porque una de ellas está invalida y es cuidada por la otra. Para ello cuenta con el protagonismo de Bette Davis y Joan Crawford, que mantenían una relación de enemistad profesional y personal.
Rodada en blanco y negro es todo un prodigio de utilización de la tensión creado por el personaje desquiciado de Baby Jane (Bette Davis), enferma mental y alcoholizada, que tortura a su hermana Blanche (Jon Crawford) debido a los celos y su desequilibrio cada vez más creciente. Así se presenta esta película que no solamente es un relato terrorífico sino que mantiene una profundidad de temas como la decadencia de la vejez, la carrera de los niños artistas, las relaciones familiares o el drama de la enfermedad mental.
Es una película que consigue dar miedo por su truculencia, con esa pobre mujer invalida asediada por su hermana, y con una serie de personajes a su alrededor que no logran sacarla de su cautiverio. Bette Davis es el punto absoluto sobre el que discurre casi todo el interés de la historia, con una interpretación genial, extrema y llena de matices. Consigue que su personaje se haga inolvidable por ese rostro terrorífico que mantiene durante toda la función.
También hay que darle su merito al director que a pesar de que la trama se mantiene en su mayor parte en el único escenario de la casa, logra una realización plagada de detalles y con algunas escenas realmente magistrales. Además la historia comienza con dos prólogos que nos llevan a la infancia y juventud de las dos hermanas; para acabar de rematarla en la playa en la escena final. Por la parte central hace su aparición el personaje de un pianista con el que Baby Jane intenta retomar su carrera y cuya aparición me gusta especialmente por la sordidez del mismo y su dependencia materna.
Recuerdo la primera vez que la pude ver en televisión y a pesar del tiempo transcurrido, como mantenía fresca en mi cabeza el ambiente claustrofóbico de la cinta. Puede que abuse de una música que acentúa demasiado determinadas secuencias, que no sea del todo creíble que Blanche no consiga escapar de su reclusión o que se anticipen algunas de las sorpresas terroríficas (el contenido de la cena), pero sigo viéndola con interés y disfrutando de un duelo interpretativo de altura.
La he vuelto a ver en una edición en DVD con varios extras que incluyen un repaso a la carrera de las dos actrices en una entrevista en la BBC a Joan Crawford y en el documental All about Bette sobre Bette Davis.
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