Adaptación de la novela de Stephen King, del que se han llevado muchas a la pantalla, por el director Rob Reiner. Historia que trata sobre la convalecencia de un escritor en casa de una obsesiva fan de sus creaciones literarias y que muestra el miedo del autor al fanático de su obra.
La trama se convierte en un tour de force entre los personajes que interpretan James Caan y Kathy Bates (en cuestión de premios ella consiguió el Oscar), con el desahogo de que salimos fuera de la casa en que están recluidos, para ver las pesquisas del policía (un entrañable Richard Farnsworth) y la editora (la siempre fascinante Lauren Bacall) en la búsqueda del escritor desaparecido.
En clave terrorífica, me parece que a veces se les va la mano en las reacciones desmedidas de la mala de la función, aunque supongo que en eso está la gracia: en cargar las tintas en el amor-odio que ella profesa al creador de los personajes que le tienen obcecada.
Sin más peros, la cinta transcurre con interés por ver como es el desenlace del laberinto creativo que el escritor mantiene en su obligada reclusión y consigue llegar hasta un punto en el que sirve tanto para reflexionar sobre el frikismo que algunos alcanzan por lo que no son más que productos de la ficción, así como para ser una buena película de terror y una buena unión del cine con el universo literario del prolífico Stephen King.
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