El equipo de rodaje del director Miguel Gomes busca filmar una película en el interior de Portugal y mientras la historia surge, va rodando a las gentes del lugar, sus verbenas, anécdotas, procesiones y vivencias. A la manera documental se presenta la mitad del metraje que luego deriva en una historia de ficción dónde se encaja a las gentes encontradas como actores y esa mezcla realidad-ficción, forma el genial puzzle de una película diferente y original.
La cinta tiene una banda sonora llena de canciones melódicas que son un elemento más de lo que les ocurre a los personajes de la parte de ficción. Esas personas que hemos visto en su vida real, se transforman en actores de una historia de amor entre dos primos que comparten escenario en las verbenas. Ella comprometida con el naufragio sentimental de su padre abandonado por la esposa y madre, mientras él abocado sin remedio a enamorarse de su prima.
El juego propuesto por el director es una doble lectura sobre el artificio del cine que, en su parte final, contiene escenas antológicas (el incendio, la discusión con el técnico de sonido, las lágrimas de la chica al separarse de su primo), pero que es en su conjunto, en la utilización de la naturaleza, en su estratégica idea de mostrar la vida y jugar a mostrar la ficción; dónde demuestra su interés y maestría. Hasta las canciones de verbena me fascinan con esa sonoridad del portugués y la forma en que se utilizan en la trama.
No estrenada en España, llega a mis manos por medio del DVD editado por la revista Cahiers du Cinema, y se agradece la oportunidad de conocer una película premiada en diversos certámenes, aunque no lo suficiente para que aquí se pudiera ver en pantalla grande.
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