Álex de la Iglesia consiguió un importante éxito de público y crítica con éste, su segundo largometraje. Varios Goyas, entre ellos el de mejor director, y una gran taquilla para una comedia innovadora en el panorama español.
Su innovación viene por un guión surrealista en el que un cura (Álex Angulo) viaja a Madrid para acabar con el diablo, ya que sus investigaciones le han llevado a la deducción de que está próximo su nacimiento. Junto con un empleado de una tienda de música (Santiago Segura, Goya a mejor actor revelación), aficionado al heavy metal y a las drogas, busca la manera de encontrar a Satán en un Madrid navideño con mendigos, programas de adivinos y pensiones siniestras.
No solamente es una historia original, sino que además se usaron efectos especiales muy conseguidos, así como escenas de acción en lugares emblemáticos de la capital como las Torres Kio o el luminoso de Schweeps de la Gran Vía. Escenas que han quedado como míticas dentro del cine fantástico español. Recuerdo verla en una sala de cine de la propia Gran Vía, salir a la calle después de la sesión y mirar con una sonrisa el luminoso publicitario. La misma ilusión de espectador que me hizo sonreír al día siguiente por la mañana al ir a mi trabajo al lado de las Torres Kio.
El Día de la Bestia fue toda una agradable sorpresa aunque su director ya había dado muestras de su imaginario con Acción Mutante y sus cortometrajes anteriores. Otras obras de él no me han gustado tanto como en esta ocasión y a día de hoy tengo muchas ganas de que se estrene Balada triste de trompeta por todos los piropos que he leído sobre ella.
0 comentarios :
Publicar un comentario