El cine de catástrofes es un lugar común dónde poder mostrar secuencias plagadas de efectos especiales. Hay varios subgéneros que lo diferencian. Se me hace algo pesado enumerarlos todos pero se me ocurren los de catástrofes aereas con Airport (Aeropuerto, 1970) y todas sus secuelas; las marinas con grandes pelis cómo Titanic (1997) o The Poseidon Adventure (La aventura del Poseidón, 1972); las de invasiones o ataques animales con Them! (La humanidad en peligro, 1954); y los desastres naturales del que 2012 sería claro heredero.
Aquí no se andan con chiquitas. El planeta Tierra se va a ir entero al garete. La corteza terrestre se hundirá y desplazará, siendo el mar el elemento devastador que arrase con todo. Roland Emmerich es un experto en este tipo de films espectáculares, que le debe de haber cogido el gusto a eso de destruir el planeta porque que yo recuerde ya lo hizo en Independence Day (1996) y en la más cercana The day of the tomorrow (El día del mañana, 2004).
Está claro que los efectos especiales son de lo mejorcito aunque se hacen tan increíbles por la huída de los personajes de la familia feliz americana a bordo de coches y aviones, mientras todo se destruye alrededor, que no impresionan emocionalmente, sólo lo hacen visualmente.
Los personajes son muy planos y bastante previsibles. Al final como no podía ser de otro modo, Estados Unidos y otras grandes potencias se hacen cargo de la salvación de los privilegiados que van a repoblar nuestro planeta. Eso sí, veremos actos de heroismo como el del presidente de los Estados Unidos quedándose para ayudar a sus ciudadanos y al Papa y sus discípulos de la Santa Sede, rezando en la plaza del Vaticano para que Dios les eche una mano. La verdad, es que ni me creo la huída de la familia entre un mundo en destrucción ni que esos lideres políticos no huyeran los primeros. La demagogia del guión es de lo más divertido. Opiniones políticas aparte, 2012 es un entretenimiento para pasar el rato sin más pretensiones que admirar sus efectos especiales y pasar por alto sus ridículos personajes.
Aquí no se andan con chiquitas. El planeta Tierra se va a ir entero al garete. La corteza terrestre se hundirá y desplazará, siendo el mar el elemento devastador que arrase con todo. Roland Emmerich es un experto en este tipo de films espectáculares, que le debe de haber cogido el gusto a eso de destruir el planeta porque que yo recuerde ya lo hizo en Independence Day (1996) y en la más cercana The day of the tomorrow (El día del mañana, 2004).
Está claro que los efectos especiales son de lo mejorcito aunque se hacen tan increíbles por la huída de los personajes de la familia feliz americana a bordo de coches y aviones, mientras todo se destruye alrededor, que no impresionan emocionalmente, sólo lo hacen visualmente.
Los personajes son muy planos y bastante previsibles. Al final como no podía ser de otro modo, Estados Unidos y otras grandes potencias se hacen cargo de la salvación de los privilegiados que van a repoblar nuestro planeta. Eso sí, veremos actos de heroismo como el del presidente de los Estados Unidos quedándose para ayudar a sus ciudadanos y al Papa y sus discípulos de la Santa Sede, rezando en la plaza del Vaticano para que Dios les eche una mano. La verdad, es que ni me creo la huída de la familia entre un mundo en destrucción ni que esos lideres políticos no huyeran los primeros. La demagogia del guión es de lo más divertido. Opiniones políticas aparte, 2012 es un entretenimiento para pasar el rato sin más pretensiones que admirar sus efectos especiales y pasar por alto sus ridículos personajes.
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