El personaje principal de esta película irlandesa es Josie, un hombre que trabaja en una destartalada gasolinera de un triste pueblo. Josie no tiene muchas luces, es lo que habitualmente se conoce como "el tonto del pueblo", pero a pesar de su triste existencia, es feliz protegido por su rutina diaria e ilusionado por los pequeños cambios del día a día.
La película no busca nada más que el espectador pueda contemplar con un ritmo pausado (muchos lo llamarán lento) su trabajo en la gasolinera, su relación con un nuevo empleado quinceañero, las escapadas que hace al pub local, y el dibujo de parte del resto de los habitantes del pueblo. No hay acción y salvo por el inesperado giro final de la trama, todo transcurre sin más cambios que los enunciados en este párrafo.
Con el desarrollo de esta historia, Garage, me ha gustado sobre todo porque me ha obligado a fijarme en la vida de unas personas aburridas y sin ningún tipo de aspiraciones, de esas personas anodinas o raras sobre las que ni siquiera pienso al estar centrado en mi propia vida. Muchos están ahí, a nuestro alrededor y siempre se aprende algo de todo el mundo. El actor que interpreta a Josie, Pat Shortt, lo hace de una manera sublime y entrañable. No parece un actor sino que es el personaje o por lo menos a mí me hace creermelo del todo.
No es un film para tirar cohetes pero sí una película pequeñita en pretensiones, inteligente, humana y en el que el relato va por dentro. Ni siquiera necesita un final impactante, basta con el esbozo de una situación injusta que estropea del todo la vida del pobre Josie y la concesión de una metáfora poética.
0 comentarios :
Publicar un comentario