En el post anterior comentaba que se trata de un remake de Mystery of the wax museum (Los crímenes del museo, 1933) - Michael Curtiz; y ambas en España fueron rebautizadas con la palabra crímenes. Supongo que para que el espectador supiera que iba a ver. En fin, no quiero lanzar mis improperios contra el cambio de títulos, quién me lea habitualmente ya sabe mi opinión.
Veinte años después y dirigida por André De Toth, se estrenó este auténtico clásico del cine terrorífico, mitificado hasta el extremo y que todavía conserva sus cualidades. Una gran película de terror y suspense, sobre la que ya escribí que trata sobre un museo de cera dedicado a recrear hechos históricos, compartido por dos socios: el que pone el capital y el artista que hace las figuras. El primero quema el museo para así poder cobrar el seguro de incendios, que le haga recuperar el dinero invertido. Durante el incendio el artista sufre quemaduras en su cuerpo al intentar impedir que toda su obra sea pasto de las llamas. Tiempo después reaparece pretendiendo volver a montar un negocio de similares características. Así nos encontramos con la historia del creador del museo que en su locura quiere recrear las figuras de cera que perdió, usando moldes humanos y que además se muestra obsesionado cuando encuentra a la mujer que puede ser su obra maestra encarnando a María Antonieta.
En el remake ha desaparecido toda referencia a la trama que en la película original se centraba en una mujer periodista que investigaba el caso. El acierto es mayúsculo ya que aquí se resta todo lo innecesario que allí aparecía, y el relato gana en tensión, en suspense y en interés cinematográfico.
Otras diferencias evidentes entre ambas versiones es que aquí la acción se sitúa en Nueva York (Londres era el lugar del primer museo en la original), el monstruo aparece muchas más veces, el segundo museo tiene una parte dedicada al horror como concesión a los gustos del público, el ayudante del escultor es borracho y no drogadicto, Igor no es el nombre del escultor sino de uno de sus ayudantes, y hay mucha más tensión argumental al ser la amiga de la chica asesinada la que la reconoce como una de las figuras de cera, mientras que en la original era la periodista la que investigaba sobre ese parecido físico.
Tecnicamente más elaborada, en parte porque aquí el color (Warnercolor) tiene todos los matices que faltaban en el Technicolor de dos tonalidades de la original, así como en el uso del ahora tan celebrado 3D. Recuerdo haber visto esta película en el cine de mi ciudad en 3 dimensiones y ahora al volver a verla en DVD se notan las escenas que sacaban más partido de esa tercera dimensión: un objeto lanzado en la pelea del principio, el animador que juega insistentemente con las bolas unidas con una cuerda a las paletas, las chicas levantando sus piernas mientras bailan el can can o las llamas del incendio.
Aunque hay muchas escenas calcadas entre las dos versiones y partes de la trama completamente iguales, en éste remake el resultado final es mucho mejor. No quiero olvidarme de la gran creación de Vincent Price en el papel principal. Aquí el monstruo tiene mayor protagonismo y se agradece su presencia como en la persecución de la chica por las calles brumosas de la ciudad nocturna.
La película se ha mantenido como un gran clásico terrorífico y vista ahora me parece un claro antecedente de los cercanos terrores de la productora Hammer. The revenge of Frankenstein (La maldición de Frankenstein, 1958) - Terence Fisher, aparecería solamente cinco años después.
En el remake ha desaparecido toda referencia a la trama que en la película original se centraba en una mujer periodista que investigaba el caso. El acierto es mayúsculo ya que aquí se resta todo lo innecesario que allí aparecía, y el relato gana en tensión, en suspense y en interés cinematográfico.
Otras diferencias evidentes entre ambas versiones es que aquí la acción se sitúa en Nueva York (Londres era el lugar del primer museo en la original), el monstruo aparece muchas más veces, el segundo museo tiene una parte dedicada al horror como concesión a los gustos del público, el ayudante del escultor es borracho y no drogadicto, Igor no es el nombre del escultor sino de uno de sus ayudantes, y hay mucha más tensión argumental al ser la amiga de la chica asesinada la que la reconoce como una de las figuras de cera, mientras que en la original era la periodista la que investigaba sobre ese parecido físico.
Tecnicamente más elaborada, en parte porque aquí el color (Warnercolor) tiene todos los matices que faltaban en el Technicolor de dos tonalidades de la original, así como en el uso del ahora tan celebrado 3D. Recuerdo haber visto esta película en el cine de mi ciudad en 3 dimensiones y ahora al volver a verla en DVD se notan las escenas que sacaban más partido de esa tercera dimensión: un objeto lanzado en la pelea del principio, el animador que juega insistentemente con las bolas unidas con una cuerda a las paletas, las chicas levantando sus piernas mientras bailan el can can o las llamas del incendio.
Aunque hay muchas escenas calcadas entre las dos versiones y partes de la trama completamente iguales, en éste remake el resultado final es mucho mejor. No quiero olvidarme de la gran creación de Vincent Price en el papel principal. Aquí el monstruo tiene mayor protagonismo y se agradece su presencia como en la persecución de la chica por las calles brumosas de la ciudad nocturna.
La película se ha mantenido como un gran clásico terrorífico y vista ahora me parece un claro antecedente de los cercanos terrores de la productora Hammer. The revenge of Frankenstein (La maldición de Frankenstein, 1958) - Terence Fisher, aparecería solamente cinco años después.
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