Con dos referentes cinematográficos como Strangers on a Train (Extraños en un tren, 1951) - Alfred Hitchcock y Throw Momma fron the Train (Tira a mamá del tren, 1987) - Danny de Vito; esta comedia basa su argumento principal en el pacto entre tres amigos para que cada uno acabe con el jefe del otro y así no puedan ser asociados con los asesinatos.
El reparto es de campanillas, con los tres jefes interpretados por Kevin Spacey, Collin Farrell y Jennifer Aniston; mientras que los protagonistas son cómicos actuales como Charlie Day, Jason Bateman y Jason Sudeikis. Por el lado del director su labor hasta ahora ha sido más en la televisión que en la pantalla grande.
La película me decepciona, el humor busca una vena demasiado tonta y escatológica, por lo que la risa buscada se me congela al ver como el argumento avanza sin que consiga mi interés y salvo alguna secuencia (las del personaje de jefa acosadora de Jennifer Aniston), el resto me aburre minuto a minuto. No hay forma de que conecte con su gamberrismo y vuelvo a preguntarme porque la comedia actual norteamericana está empeñada en usar situaciones soeces que no siempre son necesarias para conseguir la diversión del espectador. O puede que, tal vez, el espectador si que busque esto y yo ande por otros menesteres, porque el tono ya es más que habitual y ha creado un estilo propio en muchos títulos. Lo único que puedo decir es que me apetece reírme, que acepto la hilaridad, el gamberrismo, lo políticamente incorrecto, el sexo por el sexo y los personajes desquiciados, pero por lo menos que sepan engancharme con una buena historia. En esta ocasión no lo han conseguido.
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