Un adolescente de 16 años está deprimido y ronda por su cabeza la idea del suicidio. Cuando ingresa en un hospital psiquiátrico se da cuenta de que hay otras personas que tienen problemas como él y que en cualquier lugar es posible encontrar las ganas de vivir y la persona de quién enamorarse.
La película está contada desde el punto de vista de su protagonista, Craig, que como narrador omnipresente para la imagen, realiza subrayados, nos mete dentro de sus sueños y consigue mi implicación emocional en su mundo de dudas y miedos. Sin ánimo comparativo, me ha recordado a One Flew over the Cuckoo's Nest (Alguien voló sobre el nido del cuco, 1975), más por estar situada dentro de un psiquiátrico que por otra casua, ya que aquí el relato es más amable.
Lo mejor es el mensaje que deja como poso. No hay que preocuparse por el éxito laboral, profesional o económico. Lo importante son los sentimientos, aprender a vivir con nuestras limitaciones, encontrar a alguien que nos entienda y respirar. porque en definitiva sigue valiendo la pena. Todo ello dentro de una historia de adolescentes y adultos que no maduran, dentro del período del paso a la madurez de un joven que no acaba de entenderse del todo.
Basada en la novela de Ned Vizzini "Boy, Interrupted", ha sido dirigida por una pareja de directores que desconozco y todavía no se ha estrenado en España. Los actores son la guinda del pastel, la pareja formada por Keir Gilchrist y Emma Roberts (sobrina de Julia Roberts) junto con Zach Galifianakis, éste ultimo alejado de sus papeles gamberros de películas que he visto ultimamente como The Hangover (Resacón en Las Vegas, 2009) o Due Date (Salidos de cuentas, 2010).
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