Borja Cobeaga me ganó con su anterior película: Pagafantas, y he vuelto a ir a una sala de cine para ver su segundo trabajo que ésta vez no me ha convencido tanto.
Dos ex-novios tienen que pasar la nochevieja en un hotel en el que han sido alojados con los otros clientes del aeropuerto, dado que una fuerte nevada ha suspendido la totalidad de los vuelos. Es la oportunidad para que el chico intente recuperar el amor de la chica, pero todo se liará con la aparición de un viejo amigo que estudió con él en quinto de EGB. Un tipo ridículo, que suelta chistes sin parar, se hace el gracioso sin gracia y resulta tan pesado que cualquiera se arrepentiría de conocerle.
Así se plantea la situación de comedia. Chico quiere recuperar a chica, amigo le ayuda y un lugar de dónde ninguno puede salir para que no haya posibilidad de escapatoria. Pero todo queda deslucido por un guión ridículo, unos personajes que ni emocionan ni hacen reír y que salvo alguna situación aislada, va avanzando con bastante artificio.
No es que sea muy mala, pero tampoco una comedia que destacar, aunque el personaje de Juancarlitros interpretado por Julián López tiene momentos conseguidos y la pareja de enamorados formada por Unax Ugalde y Alexandra Jiménez intenten que el amor nos atrape. A mí no me atrapa ni el amor ni el humor ni siquiera el resto de personajes que llenan la función, pero sobre todo no me atrapa el poco enganche que me produce una película rodada con un aire que no me dice ni fu ni fa.
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