De verdad que quería que me gustara la última película de Álex de la Iglesia, que fui al cine con ganas de que me atrapara porque es un tipo que me cae bien, con el que me identifico en algunas cuestiones culturales, y que además me parece arriesgado y atrevido en sus propuestas cinematográficas. No tengo que seguir por estos derroteros porque, después de estas frases, está claro que su Balada triste de trompeta no me ha convencido.
El film posee una gran fuerza visual, eso es innegable. De la Iglesia sabe crear imágenes y además posee una imaginación desbordante que aprovecha el lenguaje del cine. Tampoco voy a negar que los actores con los que ha contado están soberbios, tanto los principales como Antonio de la Torre, Carlos Areces y Carolina Bang, como el buen ramillete de secundarios, desde Fernando Guillén Cuervo, Sancho Gracia o Santiago Segura.
La lástima es que toda ese esplendoroso derroche visual está al servicio de una historia sin pies ni cabeza, y no porque no me parezca creíble (¡yo me puedo creer cualquier cosa que me cuenten) sino porque está mal contada partiendo de su falta de rigor narrativo. Todo transcurre sin continuidad en las escenas y con una anarquía total de guión con lo que acabo desorientado y lo peor de todo, más que alejado de la historia. Y si esta desorientación me lleva fuera de la historia ya no hay vuelta atrás como espectador. Algunos achacan este desequilibrio porque el director ha prescindido de su guionista habitual Jorge Guerricaechevarría. No puedo afirmar tanto pero es cierto que aunque se reconoce la película como propia de Alex de la Iglesia, falta un buen ajuste para que todo hubiera tenido otro acabado.
Es una lástima que grandes momentos espectaculares como el atentado contra Carrero Blanco o la parte final en el Valle de los Caídos; junto con escenas intimistas, violentas y divertidas, acaben deslavazadas dentro del caos general de un film fallido. En el fondo mantiene su dosis de fascinación pero no consigue atraparme del todo y asisto a la película con más atención por sus defectos que valorando positivamente todo lo que sigue gustándome. Salgo del cine con la sensación de que su estilo visual es impresionante pero pensando que el guión hace aguas por todas partes.
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