Inaguantable película en la que el personaje de Julia Roberts busca la paz interior o lo que sea que busque. No me importa si está en New York, en Roma (la parte más pasable), en Calcuta o en Bali. Solamente quiero que acabe de una vez su recorrido al globo terraqueo, que aparezca Javier Bardem para cambiar el tono, pero ni por esas.
El actor español sale al final de la historia y no por ello baja el pasteleo, el manual de ayuda enlatado en imagenes, el producto realizado para que la actriz norteamericana luzca palmito y para que el tedio me invada de principio a fin. Me dan ganas de comer, pero ni amo lo que cuentan, y sobre todo no rezo, en todo caso maldigo el momento en el que me he sentado a ver este tostón.
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