De la directora peruana Claudia Llosa, esta coproducción española ha sido premiada con el Oso de Oro en el Festival de Berlin y ha estado nominada al oscar a la mejor película en lengua no inglesa que finalmente no ganó.
Fausta tiene la enfermedad de "la teta asustada" que le ha sido transmitida por la leche con que le amantó su madre, una mujer que fue violada durante la época del terrorismo en Perú. Y además, Fausta, ha decidido que a ella no la van a violar por lo que esconde dentro de su vagina una patata que le protege de ser penetrada. Un argumento sorprendente que tiene una realización surrealista que destaca por su realismo, lo que le sucede a Fausta es extraño pero se nos muestra de manera realista.
Visualmente contiene imágenes inolvidables: Fausta recorta las raíces de la patata que guarda en su interior, un piano al que su propietaria ha tirado por la ventana es devorado por las llamas, los novios de una boda son fotografiados con el falso fondo de una cascada espectacular o unos niños están bañándose en la improvisada piscina en el hoyo preparado para enterrar a un muerto.
Con una cadencia que marca su propio estilo y la mezcla del idioma español y el quechua, la historia avanza por medio de los ojos del personaje de Fausta interpretado por Magaly SolIer. Sin duda, una película que deja huella y que demuestra que su directora tiene una mirada original para hacer cine. Las nominaciones a diferentes premios y el Oso de Oro conseguido en el Festival de Berlin, avalan su calidad y buena acogida crítica.
Fausta tiene la enfermedad de "la teta asustada" que le ha sido transmitida por la leche con que le amantó su madre, una mujer que fue violada durante la época del terrorismo en Perú. Y además, Fausta, ha decidido que a ella no la van a violar por lo que esconde dentro de su vagina una patata que le protege de ser penetrada. Un argumento sorprendente que tiene una realización surrealista que destaca por su realismo, lo que le sucede a Fausta es extraño pero se nos muestra de manera realista.
Visualmente contiene imágenes inolvidables: Fausta recorta las raíces de la patata que guarda en su interior, un piano al que su propietaria ha tirado por la ventana es devorado por las llamas, los novios de una boda son fotografiados con el falso fondo de una cascada espectacular o unos niños están bañándose en la improvisada piscina en el hoyo preparado para enterrar a un muerto.
Con una cadencia que marca su propio estilo y la mezcla del idioma español y el quechua, la historia avanza por medio de los ojos del personaje de Fausta interpretado por Magaly SolIer. Sin duda, una película que deja huella y que demuestra que su directora tiene una mirada original para hacer cine. Las nominaciones a diferentes premios y el Oso de Oro conseguido en el Festival de Berlin, avalan su calidad y buena acogida crítica.
2 comentarios :
Cuando la vea me leo tu entrada. Le tengo ganas.
Biquiños
Acabo de comentarla en el blog. Desacuerdo con lo que dices.
Supongo que esta realidad de Perú, al menos a mi, me pilla muy lejos, y es ese acercamiento lo que la hace más interesante.
Sin duda me quedo con la parte visual, imágenes como las que nombras, destacando esos arenales y el mar y la flor del tubérculo del final.
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