Este fue el primer largometraje que vi de Buster Keaton, aparte del más conocido de los suyos: The General (El maquinista de la General), y su descubrimiento fue toda una sorpresa ya que no era consciente de la importancia del cómico, eclipsada en mi pobre bagaje cinematográfico por la filmografía de Charles Chaplin.
Keaton es un proyeccionista que imagina en sueños que su profesión es la de un detective, todo ello animado por la lectura de un manual detectivesco. Su sueño se materializa cuando está proyectando una película en la sala de cine y ese personaje imaginario se introduce dentro de la pantalla en una de sus secuencias más geniales. Aquí no faltan las risas, como la divertida escena en que persigue al malvado siguiéndole pegado a sus pasos. Y solamente se me hace de menor calidad la parte final con las persecuciones y caídas, en un largometraje no tan genial cómo otros de los suyos pero divertido, digerible por su corta duración y con un final insuperable. Keaton mira a la película que se está proyectando en la sala de cine e imita las acciones del galán para con su enamorada. Cine dentro del cine y un original desdoblamiento entre realidad y ficción.
0 comentarios :
Publicar un comentario