4 de marzo de 2009

UN VAMPIRO PARA DOS (1965) - Pedro Lazaga




No suelo hacer comentarios en este blog de las películas que, en mi opinión, no llegan a unos mínimos de calidad o de interés personal aceptables. En esta ocasión aunque se trata de una película menor, no puedo resistirme a escribir sobre la misma.

Un vampiro para dos, dirigida por el prolífico Pedro Lazaga, cuenta con la pareja protagonista interpretada por Gracita Morales y José Luis López Vázquez, que rodaron juntos más de treinta películas.

Lo original de esta propuesta es que combina la parodia terrorífica con la comedia del desarrollismo español, en el que una pareja madrileña incapaz de llervar una vida normal de casados, ya que no les coinciden sus horarios laborales; decide emigrar a Alemania para tener vida en común. Viajan hasta Dusserldorf (tal vez en homenaje a M, el film de Fritz Lang conocido en España cómo "M, el vampiro de Dusserldorf") y allí entran a trabajar bajo las órdenes de un barón que resulta ser un vampiro interpretado por Fernando Fernán Gómez.

Aunque el tono es de comedia, cómo aficionado al cine fantástico que soy, no puedo más que celebrar jocosamente algunas de sus ocurrencias: los españoles le cocinan al vampiro sangre frita, sopa de ajo y hasta le dan sangría; el vampiro compra cataplasma en una farmacia para alimentarse; huyen del castillo sobre un carruaje que vuela desde Alemania a España, en la frontera española el vampiro muere al reflejarse en el tricornio de un guardia civil, el murcielago es más que falso viéndosele en todo momento los hilos que lo mueven, y otras lindezas por el estilo; algunas divertidas y otras pasadisimas de rosca.

La realización de Pedro Lazaga tiene buenos momentos, superiores en calidad a lo que habitualmente ha rodado, y demostrando su buena labor dirigiendo, cómo en el plano subjetivo de la cámara en el metro de Madrid, el respeto a cierta estética vampírica con la hermana del barón y sus amiguitas; o el maravilloso plano lateral de los rostros de la pareja española junto con el criado, volando en el carruaje desde Alemania a España. Luego no hay palabras para la ideas habituales que desprende el fondo del argumento: un chabacano patriotismo, tópicos de cocina, de toros, de canciones populares y escenas vugares cómo cuando el eructo de López Vázquez, después de haber cenado sopa de ajo, le evita ser mordido por una vampira. No quiero dejar de destacar que el mencionado plano del carruaje volador, sea con casi total seguridad uno de los más "fantásticos" del cine español, hasta que el género se instalara durante años en España, a partir del éxito del llamado fantaterror.

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