Sylvester Stallone después de recuperar a sus iconos de más éxito, con los estrenos de Rocky Balboa (2006) y Rambo (John Rambo. Regreso al infierno, 2008); echa más carne al asador y bucea en la nostalgia ochentera, para traernos a una pandilla de héroes de acción con aires de serie B y presupuesto de mayor categoría.
La idea se presenta como una reunión de viejas glorias, desde el propio Stallone, Dolph Lundgren o Mickey Rourke, junto con otras más modernas cómo Jason Statham y Jet Li. Además contiene una escena en la que comparten pantalla Stallone, Bruce Willis y Arnold Scwarzenegger.
No puedo negar que en principio tengo cierto interés por ver que depara la combinación de tantos musculitos, pero me encuentro con una película mal rodada, en la que el estilo que se le imprime a las escenas de persecuciones de vehículos, se muestra confuso y mal contado; mientras que los tiros y las peleas, tampoco son ninguna maravilla. Salvo la escena del bombardeo de la avioneta, nada me dice en cuanto a cine de acción.
Todo resulta un intento de modernizar el aire de determinados films de acción de los ochenta, que queda en eso, un simple intento sin más gracia que ver el limitado actor que es Stallone y lo mal que ha dirigido esta película, y hasta tiene cierta gracia que algunas escenas le muestren entrañable como queriendo ganarse a su público, así como en otras busque un estilo Tarantino al que ni se acerca salvo para caer en el ridículo. Eso no importa para que sea la primera de una trilogía que se nos viene encima proximamente. Supongo que el público habrá ido a las salas de cine para que la fiesta continúe.
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