La moda de las películas en 3D está llenando las salas de cine de estrenos con esta tercera dimensión. Hasta ahora, no había ido a ver ninguna de ellas, en parte porque muchas no me interesaban, porque no me apetece usar las gafas necesarias para verlas, y porque voy al cine en VOS y ya me parece excesivo leer subtítulos con esas incómodas gafas.
Con Toy Story 3, no se han cumplido esos inconvenientes, ya que me gusta e interesa la saga de Disney sobre Woody y Buzz Lightyear, y porque al ser de animación decidí ir a verla doblada para así dar el paso a hacerlo en 3D.
Si la primera película de la saga de los juguetes fue todo un acierto por la original historia, con esta tercera parte creo que han llegado a ese nivel, si no lo han superado. Andy ya se ha hecho mayor, va a ir a estudiar a la universidad, por lo que sus juguetes tienen un destino con pocas posibilidades: ser donados a una guardería o acabar abandonados en el desván con los trastos que ya no se usan.
La historia avanza con diversión, buenos gags, escenas de acción y muy buen uso de las tres dimensiones. Me canso con las dichosas gafitas (salí con un poco de dolor de cabeza) pero es cierto que las imágenes se veían muy nítidas y llenas de colorido, siendo la tercera dimensión una parte importante del disfrute de la película. Pero es que además, Toy Story 3, tiene muy buenos momentos dramáticos y humorísticos, con grandes personajes y ese toque sentimental del resto de la saga. Todos hemos sido niños y recordamos a nuestros juguetes y aquí saben llegar a ese corazón de niño que todavía conservamos.
Con Toy Story 3, no se han cumplido esos inconvenientes, ya que me gusta e interesa la saga de Disney sobre Woody y Buzz Lightyear, y porque al ser de animación decidí ir a verla doblada para así dar el paso a hacerlo en 3D.
Si la primera película de la saga de los juguetes fue todo un acierto por la original historia, con esta tercera parte creo que han llegado a ese nivel, si no lo han superado. Andy ya se ha hecho mayor, va a ir a estudiar a la universidad, por lo que sus juguetes tienen un destino con pocas posibilidades: ser donados a una guardería o acabar abandonados en el desván con los trastos que ya no se usan.
La historia avanza con diversión, buenos gags, escenas de acción y muy buen uso de las tres dimensiones. Me canso con las dichosas gafitas (salí con un poco de dolor de cabeza) pero es cierto que las imágenes se veían muy nítidas y llenas de colorido, siendo la tercera dimensión una parte importante del disfrute de la película. Pero es que además, Toy Story 3, tiene muy buenos momentos dramáticos y humorísticos, con grandes personajes y ese toque sentimental del resto de la saga. Todos hemos sido niños y recordamos a nuestros juguetes y aquí saben llegar a ese corazón de niño que todavía conservamos.
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