17 de junio de 2010

KICK-ASS (Kick-Ass: Listo para machacar, 2010) - Matthew Vaughn




No he leído el cómic en el que se basa, con guión de Mark Millar y dibujo de John Romita Jr., pero el mundo de los superhéroes de papel no me es nada ajeno, así que me acerco a esta película con ganas de pasármelo bien y de que me sorprenda.

Sus primeros minutos muestran cómo el típico chaval pringado, decide hacer lo que según él, otros muchos deberían haber llevado a la práctica: convertirse en un superhéroe (sin poderes) para ayudar a los más débiles de los malvados. Así que se compra un traje por Internet y se lanza a la calle a hacer sus heroicidades. No tarda en darse de bruces con la realidad y después de pasar por el hospital, vuelve a la carga con más ganas todavía. Kick-Ass, su alter ego heróico, empieza a tener éxito por el empuje que le supone las nuevas tecnologías, desde su propia página web a vídeos en youtube sobre sus hazañas. En esta segunda parte, otros superhéroes le acompañan, en concreto un padre con su hija, aficionados a las armas y con mayor experiencia en la violencia necesaria para sobrevivir en la calle.

Así me encuentro con una divertida parodia que en determinado momento deja de parodiar el mundo de los superhéroes para quedar engullida en su propia temática. Un chaval con agallas pero sin experiencia es carne de cañón para cualquier pandillero con navaja, pero cuando a él se unen dos increíbles expertos en armas y artes marciales, la cosa cambia. Por el camino, vemos a un previsible malvado, a su hijo también convertido en superhéroe-cebo y a la chica por la que el protagonista se muere de amor adolescente.

Es el giro en su planteamiento inicial, el que me hace no valorar a la película con mayor entusiasmo, ya que aunque las escenas de acción (algunas muy violentas) están freneticamente bien rodadas, el personaje de la niña tiene un punto mítico inolvidable, y en general la cinta es entretenida; tampoco creo que sea esa visión fresca, atrevida e innovadora que podría haber sido, si sus responsables no se hubieran quedado a medio camino de sus loables intenciones.

Para acabar, acepto que es totalmente comprensible que al final la película se quede dentro del género de superhéroes, no en vano es la adaptación de un cómic y que su inevitable secuela esté ya en marcha, se supone que con más de lo mismo. Su público lo agradecerá con creces. Conmigo lo que ha conseguido es mi interés por leer el cómic en cuanto consiga que caiga en mis manos.

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